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domingo, 3 de septiembre de 2023

La Inteligencia Artificial en el proceso de Contratación

 

Imagen de Kalhh en Pixabay

Las tecnologías emergentes prometen transformar nuestro mundo. Al frente de esta revolución tecnológica está la inteligencia artificial (IA), cuyas notables capacidades ya han alterado una gran cantidad de industrias. Ahora, la contratación se encuentra al borde de una transformación impulsada por la IA. A medida que esta tecnología remodela progresivamente los paisajes de contratación, surge una pregunta fundamental: ¿Cómo podemos integrar la IA de una manera que se alinee con los valores éticos?

Para comprender el papel potencialmente transformador de la IA en el proceso de contratación, primero debemos desmitificar lo que implica la IA. En esencia, la IA comprende tecnologías como:

  • Algoritmos de aprendizaje automático que analizan datos para obtener conocimientos y patrones.
  • Procesamiento del lenguaje natural para permitir la comprensión del lenguaje humano.
  • La automatización robótica de procesos se utiliza para automatizar tareas repetitivas.

La IA definitivamente desbloquea un potencial revolucionario en el ámbito de la contratación, ya que mediante el uso de esta, podremos:

  • Analizar una gran cantidad de documentos legales y contratos para extraer detalles clave con meticulosa precisión.
  • Revisar sin problemas acuerdos complejos que abarcan cientos de páginas.
  • Obtener enormes ganancias de eficiencia al automatizar arduas revisiones manuales.
  • Aumentar la precisión detectando descuidos que incluso el ser humano más experimentado podría pasar por alto.
  • Democratizar el acceso a la experiencia jurídica para personas y organizaciones que antes estaban fuera de precio.

Este tipo de software utilizado en el proceso de contratos, puede examinar rápidamente los contratos para identificar riesgos, cláusulas anómalas y descuidos de cumplimiento. Para las grandes corporaciones que manejan miles de contratos, dicha automatización proporciona ahorros de tiempo y costos invaluables. La revisión de la IA también puede ayudar a garantizar el cumplimiento de regulaciones que se han vuelto muy complejas. 

Del mismo modo, el procesamiento del lenguaje natural permite a los asistentes de inteligencia artificial responder consultas legales básicas que antes estaban reservadas a los abogados. Si bien aún no reemplazan la experiencia de los abogados, estas herramientas brindan cierto grado de democratización legal. 

Sin embargo, la integración de la IA conlleva obstáculos éticos que debemos afrontar. Una preocupación importante gira en torno a los prejuicios arraigados. Dado que la IA aprende de los datos históricos de entrenamiento, corre el riesgo de perpetuar sesgos si no se controla. En la contratación, los algoritmos defectuosos podrían:

  • Recomendar términos unilaterales que favorezcan a determinadas partes sobre otras.
  • Discriminar a las personas basándose en características protegidas como raza o género.
  • Dar forma a resultados contractuales que exacerben las desigualdades sociales.

La transparencia plantea otro desafío. A medida que los sistemas de IA se vuelven más complejos, rastrear su toma de decisiones se vuelve cada vez más opaco. Este efecto de “caja negra” obstaculiza la rendición de cuentas cuando surgen disputas sobre opciones de contratación influenciadas por la IA. También genera una comprensible cautela entre las partes a las que se les pide que confíen en una tecnología inescrutable.

Además, se deben abordar los impactos en la fuerza laboral. Si se maneja mal, la integración de la IA podría desplazar la contratación de empleos y empeorar la desigualdad económica. Y dado que la IA maneja datos contractuales confidenciales, una seguridad sólida es imperativa para evitar violaciones de la privacidad.

Por muy superables que sean estos riesgos, superarlos requiere previsión y atención por parte de las partes interesadas de todos los sectores. En el frente tecnológico, las innovaciones centradas explícitamente en la IA ética resultarán fundamentales. Éstas incluyen:

  • Sistemas de IA explicables cuyas decisiones son cuestionables y justificadas.
  • Mecanismos de supervisión de IA para preservar una guía humana significativa.
  • Seguimiento y ajuste de datos y modelos para reducir sesgos algorítmicos.
  • Programas de reciclaje para facilitar las transiciones de la fuerza laboral a nuevos roles.
  • Medidas de seguridad como cifrado y controles de acceso a datos privados.
  • Fomentar la diversidad y la inclusión dentro de los equipos de desarrollo de IA generará aún más perspectivas éticas.

Ahora bien, los legisladores también tienen un papel vital que desempeñar. Las regulaciones prudentes en torno a la transparencia y la rendición de cuentas de la IA pueden proporcionar las barreras de seguridad necesarias, sentando las bases para la confianza pública. 

En el año 2021, la Ley de IA de la Unión Europea estableció directrices que incluyen:

  • Obligaciones de transparencia para los sistemas de IA de alto riesgo.
  • Registro de datos para rastrear procesos de decisión algorítmicos.
  • Requisitos de supervisión humana.
  • Marcos de gestión de riesgos adaptados a diferentes casos de uso.

Estas regulaciones ayudan a actualizar la IA ética y al mismo tiempo dejan espacio para la innovación continua. Sin embargo, es imperativo un enfoque equilibrado. Restricciones demasiado contundentes podrían sofocar inadvertidamente el progreso, perjudicando a las mismas personas que deben ser protegidas. Por lo tanto, la formulación de políticas debería hacer hincapié en la flexibilidad y la colaboración con los expertos de la industria.


Estrategias para la adopción responsable de la IA

A nivel organizacional, las estrategias que promuevan la integración ética de la IA también serán clave. Las empresas de tecnología deben priorizar los principios de diseño ético y formar equipos de desarrollo diversos. 

Las areas de recursos humanos deben preparar protocolos para ayudar a los empleados afectados por la automatización.

Dentro de los campos legales, los colegios de abogados y los bufetes de abogados deberán definir las mejores prácticas para la utilización de la IA. Las posibles pautas que podrían implementarse serían: 

  • Requerir la revisión de un abogado humano de todos los contratos redactados por IA antes de su uso.
  • Limitar la asistencia de la IA a revisiones superficiales de documentos en lugar de disputas de alto riesgo.
  • Obligar a los proveedores de software a revelar detalles de sus sistemas de inteligencia artificial.
  • Promover la alfabetización y la formación en IA para apoyar la colaboración entre abogados y IA.

Estos estándares pueden facilitar la adopción de la IA y, al mismo tiempo, evitar una dependencia excesiva de algoritmos aún falibles.


Importancia de amplificar las diversas voces sociales

Fundamentalmente, las diversas voces de la sociedad civil deben ayudar a guiar el discurso y la toma de decisiones. Un futuro equitativo de la IA no puede dictarse únicamente desde arriba hacia abajo, sino que debe moldearse a través de una amplia participación pública. 

Los profesionales de la contratación (especialistas en contratos), los especialistas en ética, los tecnólogos, los formuladores de políticas y los defensores de la comunidad ofrecen perspectivas indispensables.

Foros públicos inclusivos centrados en la IA en la legislación podrían facilitar estos intercambios. También son importantes las estructuras que promueven la transparencia, como las juntas de ética y los comités de supervisión. Dar voz a los ciudadanos comunes garantiza que los sistemas de IA reflejen los valores sociales.

La contratación de IA evoca, con razón, tanto entusiasmo como cautela. Si no se maneja de manera responsable, la IA corre el riesgo de amplificar los sesgos, la opacidad, la pérdida de empleo y la vulneración de la privacidad. Sin embargo, si se nutre adecuadamente, también podría presagiar enormes avances en eficiencia, precisión y accesibilidad.

Lograr los beneficios y minimizar los riesgos exigirá soluciones matizadas y responsabilidad colectiva. No existen recetas perfectas. 

Con cuidado, previsión y cooperación intersectorial, la IA podría transformar la contratación de maneras que defiendan no solo la innovación, sino también la ética y la humanidad. El destino sigue siendo incierto, pero el primer paso está claro. Debemos comenzar el viaje con sabiduría, vigilancia y un compromiso inquebrantable con el bien público.

https://www.linkedin.com/in/abogadomaria-tuozzo-malpica/





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